Los humanos y la Tierra
Artículo de Juan Dukuly Blázquez, profesor de Latín y Griego

La relación entre el humano y la tierra remonta a tiempos inmemoriales. De hecho, sin la tierra no seríamos, literalmente, humanos. La palabra humano proviene del latín humanus, que es un adjetivo derivado del nombre humus ‘tierra’ (hum-us —> hum-an-us). Los humanos somos “los seres de la tierra”, frente a los divi, “los dioses”, seres celestes (relacionado con dies, “luz celeste” o “día”).
Parece mentira cómo hemos olvidado ser humanos, ¿verdad? No solo nos hace humanos el habla, amar, respetar al prójimo, conocer la humanidad o conocer las humanidades, sino estar conectados con la tierra (humus).
Y es que vivimos en una época en la que más bien jugamos a ser dioses (divi): cada vez que abusamos de la naturaleza, damos una puñalada a nuestra naturaleza humana, terrestre.
Ya entre los antiguos griegos existía la creencia de que el hombre rompía el equilibro natural y sagrado del mundo con los avances tecnológicos. Contaba Apolonio de Rodas en sus Argonaúticas que la nave Argos, conducida por Jasón y los argonautas, fue la primera en surcar los mares en toda la historia, y fue de este modo la primera en violar la mar al atravesar sus ondas.
Son variadas las distintas técnicas y tecnologías (del griego téchne, sinónimo del latín ars, artis) que han profanado a la sagrada madre naturaleza: desde la tala de árboles, pasando por la explotación de los minerales, hasta la contaminación del agua potable. La era contemporánea ha constituido una humanidad tan deshumanizada que el hombre incluso ha explotado –y sigue explotando– a los seres humanos.
Urge pararnos a reflexionar, parar el mundo y poner freno a la explotación de la tierra. Urge abandonar los artificios (artis), la tecnología (téchne) y volver a lo que nos hace humanos: volver a la tierra.