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La voz de...

Inmaculada López Fernández
Directora del IES Joaquín Araújo y profesora de Geografía e Historia

"Los antiguos griegos consideraron que del caos surgió la naturaleza, que estaba formada por cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. "

"Y así lo vivo y lo inerte se mezclan, conviven, se condicionan mutuamente dando como resultado esa naturaleza cíclicamente cambiante que, por otro lado, es belleza, emoción, fuente de inspiración para los humanos, que no somos más que un producto evolutivamente viable de esa misma naturaleza."

"El humano se mueve por la naturaleza, se aprovisiona de ella, construye sus moradas en ella, disfruta de ella, pero también la ensucia y la maltrata (...) porque las heridas que estamos abriendo pueden gangrenarse si no suturamos a tiempo. "

Cuando hablamos de la “naturaleza” nos referimos a todo lo que nos rodea, sea inerte o tenga vida, y que existe sin la intervención humana, teniendo en cuenta que en ese “todo” también nos incluimos nosotros, los humanos. Para los romanos, natura, origen del término naturaleza, significaba nacimiento; y es que todos los procesos que forman parte de esa naturaleza se generan en algún momento y se modifican en el tiempo, en un baile continuo de cambios que son parte de la esencia de esa naturaleza.

Los antiguos griegos consideraron que del caos surgió la naturaleza, que estaba formada por cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Para Tales de Mileto, el agua era el elemento primario; para Heráclito, era el fuego; según Anaxímenes, el aire era la esencia de todo y, para rizar el rizo, Empédocles de Agrigento consideró que el origen de todo estaba en los cuatro elementos: fuego, agua, tierra y aire. Estos elementos, a su vez, tenían un simbolismo. La combinación de ellos, regidos por el Amor que une o por el Odio que divide o destruye, explicaba los cambios cíclicos que se producen en la naturaleza. De alguna manera la biología, la geología, la física… explican, desde distintas perspectivas, la naturaleza partiendo de la idea de cambios cíclicos que ya los griegos aventuraron. Las rocas nacen de las entrañas de la Tierra y, una vez salen y se enfrían, empiezan su erosión y sedimentación, transformándose en otras rocas, modificándose los paisajes. Desde elementales formas vivas, como las células procariotas y eucariotas, la vida se ha diversificado hasta alcanzar las complejas formas pluricelulares que habitaron y habitan el planeta. Y así lo vivo y lo inerte se mezclan, conviven, se condicionan mutuamente dando como resultado esa naturaleza cíclicamente cambiante que, por otro lado, es belleza, emoción, fuente de inspiración para los humanos, que no somos más que un producto evolutivamente viable de esa misma naturaleza.

 

El humano se mueve por la naturaleza, se aprovisiona de ella, construye sus moradas en ella, disfruta de ella, pero también la ensucia y la maltrata. Nuestra condición de conscientes nos obliga a repensar nuestra acción para con ella, porque nunca una causa pudo tener tan graves consecuencias, porque las heridas que estamos abriendo pueden gangrenarse si no suturamos a tiempo. Que no aceleremos la enfermedad que por nuestra causa sufre la convaleciente naturaleza es nuestra responsabilidad; es más, recomponerla y vivificarla es tarea de las generaciones presentes y futuras.

"Que no aceleremos la enfermedad que por nuestra causa sufre la convaleciente naturaleza es nuestra responsabilidad; es más, recomponerla y vivificarla es tarea de las generaciones presentes y futuras. "
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